De nada sirve saber cuánto duele.

miércoles, 9 de julio de 2014
Ha pasado el tiempo y este,  el rincón donde soy yo en contacto con mis sentimientos, con mi esencia,  con lo que en realidad soy; se ha llenado de silencio,  de ausencia.  

Es así porque me prometí no volver llena de dolor,  porque me prometí curarme antes de regresar a escribir unas líneas; y no he podido,  a pesar del tiempo... no he podido.  

Sigo llena de emociones incontrolables,  de lágrimas y decepciones.  De dolor.  

Quisiera que fuera diferente y aunque cada día me esfuerzo en encontrar algo que agradecerle, mi corazón sigue triste por lo que no vio y lo que no escuchó.  

No es sorpresa,  ya lo esperaba...  Tarde o temprano tenía que suceder porque no es más que la realidad.  No soy parte de su vida,  aunque él sigue siendo esencial en la mía.  

No,  no sabe nadie que es lo que siento y la forma en que dia a dia lidio con ello y...  Tal vez es mejor así porque es algo que definitivamente a nadie mas le importa, a nadie más  le incumbe, sólo  a mi.  

Ha pasado el tiempo y aunque ahora hay calma,  me sorprende todo lo que en este tiempo ha sucedido.  Los golpes inesperados, la forma en que a todo me he repuesto y aún  sigo amando.  

Su partida fue sólo el principio de las muchos daños que habría de superar.

Hasta ahora he comprendido el porqué de mi suspensión en el tiempo.  Mi batalla apenas comienza,  este descubrimiento  me hizo compréndelo así.  Ahora la palabra “hacer” tiene un nuevo sentido.  

Y él,  él tiene un lugar en donde mi corazón  lo necesita.  Otra vez gracias por todo,  amor.  Namasté.


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