Algunas veces llegan de golpe, pero son tantas que no las comprendo.
Llegan en forma de pensamiento, de lagrima o de suspiro. Pero siempre rondando mi cabeza.
Luego, nada. Simplemente desaparecen. Así como yo. Que me pierdo en la inmensidad de los verdes, los azules y los rosas.
Se van, así... como el globo que vi partir.
Me hacen falta, las necesito. Mis fieles compañeras por años. Desde que tenía 8, tal vez menos. Fueron mis compañeras de sueños, de alegrías, de aprendizajes.
Ahora solo quedan nudos. En la garganta, en el alma, en el corazón, en las manos, en la mente.
Sigo amarrada. Estupidos, inexistentes, débiles.
Sigo atada... y sin encontrar la letras, sin encontrar la razón.
Tranquila, pero buscando.
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